Pectoral de Tutankhamon

  • Tipo de objeto: Pectoral. Material: Oro, lapislázuli, cornalina, turquesa, feldespato
  • Medidas: 9 x 10.5 cm.
  • Datación: Reino Nuevo, Dinastía XVIII, Reinado de Tutankamón. Circa 1334-1325 a. C.
  • Procedencia geográfica y arqueológica: Alto Egipto, Tebas, Valle de los Reyes, KV62.
  • Ubicación actual: Museo Egipcio de El Cairo. N. de catálogo /inventario: JE 61886

De las joyas halladas en la tumba de Tutankhamón, este pequeño pectoral destaca por su belleza e iconografía. Se encontraba en un cofre en la sala del tesoro, la pequeña estancia adyacente a la cámara sepulcral. El interior del cofre, repleto de joyas, estaba revuelto a causa de ladrones que en tiempos antiguos habían entrado a profanar la tumba. Los guardianes de la necrópolis descubrieron el delito y volvieron a sellarla (Carter, 1927, pág. 65; Alegre, 2008, pág. 26).

El colgante representa a un escarabajo alado que ilustra el nombre de entronización del rey, Nb-xprw Ra “El Señor de las manifestaciones es Ra”. La joya está montada sobre una lámina de oro, que está grabada delicadamente por el verso con la misma forma. Un cilindro de oro sirve de anilla para colgarlo. En la parte frontal, las piedras semipreciosas son engarzadas con la técnica del Cloisonné (Alegre, 2008, pág. 25).

El escarabajo, realizado en lapislázuli, es la pieza central. Tiene dos alas que se abren de forma circular. El color de las plumas de las alas varía del turquesa, lapislázuli, con toques de cornalina y oro. Sostiene entre sus patas un disco solar rojo de cornalina, engastado en oro, que contrasta entre el predominio de los tonos azulados de la joya (Alegre, 2008, pág. 25). El escarabajo reposa sobre tres trazos de cornalina, que representan la grafía del plural en la lengua jeroglífica y la cesta de turquesa que es el signo “nb” que significa Señor. El conjunto conforma el nombre del rey.

El dios Khepri es el escarabajo solar que hace venir el día a la existencia, tal como aparece en la joya. Para los egipcios la naturaleza es fuente de inspiración. Ellos veían a los escarabajos arrastrar las pelotas de estiércol. En ellas depositaban sus huevos. De las pelotas, al deshacerse, emergían cientos de nuevos escarabajos. De esta forma identificaron al escarabajo con la potencia de la generación y la regeneración. Vieron en ese símbolo la fuerza propiciatoria para que se de cada nuevo amanecer, cada nueva creación. Por este motivo representa las manifestaciones de lo existente (Alegre, 2008, págs. 26-27; Shaw & Nicholson, 1995, pág. 150). Con este nombre, Tut-ankh-amon se vinculaba a Ra, en el acto de creación de cada día y el acto primigenio de la creación del universo.

Los nombres fueron un instrumento mágico que porta la esencia de la persona o ser al que nomina. Por ese motivo era una parte esencial del ser humano (Castel, 1999, pág. 260).

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