Busto de ancestro

  • Tipo de objeto: Busto. Material: Piedra caliza
  • Medidas: 24.50 x 15.50 x 9 cm.
  • Datación: Reino Nuevo, Ramésida. Circa 1295 – 1186 a. C.
  • Procedencia geográfica y arqueológica: Alto Egipto, Tebas
  • Ubicación actual: Museo Británico. N. de catálogo /inventario: EA 61083, 1843,0507.65

La pieza fue adquirida en 1843 por el Museo Británico de la colección Belmore. Somerset Lowry-Corry, segundo conde de Belmore (1774-1841), fue un viajero, coleccionista y administrador irlandés que viajó a Egipto entre 1816-1818. Excavó en Tebas y ayudó a Henry Salt a crear sus colecciones. Tras su muerte, su colección fue adquirida por el Museo Británico (British Museum s.f.e).

La pieza corresponde a la categoría denominada “busto de antepasados”, o “busto antropoide”, de los que se han documentado 150, así como 10 representaciones en estelas y ostraca (Exell, 2008). La mitad de estos bustos proceden de Deir el Medina, aunque se han descubierto en otras partes de Egipto. Se desconoce el origen exacto de esta pieza, aunque por ser de Tebas, con bastante probabilidad corresponda a Deir el Medina, un lugar donde se evidencia la proliferación de las prácticas religiosas domésticas y el desarrollo de la piedad personal (Stevens, 2009, pág. 1).

Los bustos de antepasados pueden ser de muchos tamaños. Desde pequeños amuletos y colgantes que abundan en Amarna, y otros de hasta 50 cm. Este, de 25 cm. de alto es el modelo más representativo.

El busto corresponde a una cabeza humana con peluca. La parte superior del torso aparece envuelta. Este busto es de caliza y está bellamente policromado. Por su ubicación en algunas casas y capillas, los bustos de ancestros estaban vinculados con los cultos domésticos a los antepasados. Aunque se han encontrado de diversas fechas, en Deir el Medina su utilización se centra desde mediados de la Dinastía XVIII hasta la Dinastía XIX (Exell, 2008, pág. 1) y podría corresponder a la veneración de los ancestros y las ofrendas que se otorgan a los difuntos desde el Reino Antiguo (Exell, 2008, pág. 2). Para los egipcios, los difuntos podían tener injerencia en la vida cotidiana de los vivos, escuchar sus peticiones y ayudar desde el más allá. Así, los bustos, junto con las estelas denominadas “excelente espíritu de Ra”, mesas de ofrendas y otras estatuillas, serían objetos cultuales tangibles, donde y ante los que presentar ofrendas de alimentos y realizar libaciones, y que servirían como intermediación entre los vivos y los muertos (Exell, 2008, pág. 3) (Stevens, 2009, pág. 11).

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