Vida cotidiana en el Antiguo Egipto

Marco histórico y geográfico

Gran parte de los objetos que la arqueología ha rescatado pertenecen al ámbito de los ajuares funerarios. Sin embargo podemos ver que en sus tumbas, los egipcios trataron de rodearse de todas las cosas que había utilizado en vida y, además, grabaron en las paredes de las mastabas y tumbas bellísimas escenas que recogen su vida cotidiana. Esos objetos no nos hablan de la muerte, nos hablan también de su forma de vivir y con ellos podemos entablar un diálogo para que nos desvelen su día a día (Parkinson, 1999, pág. 13).

La agricultura era el centro de la actividad económica. No obstante, desde tiempos antiguos florecieron múltiples oficios – pastores, pescadores, artesanos, tejedoras, albañiles y arquitectos, orfebres, veterinarios, navegantes, sacerdotes, músicos etc.- así como el comercio exterior de maderas, metales, plumas, pieles de animales y piedras preciosas, tanto del Sur como con Próximo Oriente.

Todos los oficios estaban integrados de forma armónica, y aunque había unos más adaptados a un rol que a otro, hombres y mujeres gozaban de una vida social común, amparados bajo una ley fundamental que había sido creada desde el tiempo de los orígenes: Maat. Las instituciones egipcias y la sociedad en general se mantuvieron estables, en mayor o menor medida, durante toda su existencia.

Con la escritura, apareció un nuevo grupo social, los escribas, personas letradas al servicio del estado que contribuyeron a generar la estructura económico-social. La escritura permitió transmitir la experiencia acumulada, pero a la vez buscó mantener la estabilidad y el orden establecido (Daumas, 2000, pág. 312). Además, favoreció el desarrollo teológico, científico y cultural del país. En el antiguo Egipto podemos encontrar prácticamente todo tipo de géneros literarios.

La música acompañaba tanto las tareas en el campo (Pérez Arroyo, 2001, pág. 257) como las fiestas privadas, ceremonias y festivales (Castel, 1998, pág. 279); las construcciones milenarias nos hablan de la eficacia de sus arquitectos y obreros (Daumas, 2000, pág 363); sus esculturas y pinturas, revelan la extremada habilidad de sus artesanos y artistas.

Mientras los grandes dioses eran venerados en los templos, la devoción popular se centraba en la preservación de la salud y la prosperidad. Veneraron a sus ancestros y buscaron la ayuda de los dioses a través de amuletos de protección o rituales mágicos que ayudasen en los momentos difíciles de la vida, como el nacimiento.

Puedes ver la exposición en Palacio de Minería

Calle tacuba 7, centro de la Ciudad de México.

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