A su alrededor se fueron reuniendo una serie de altos funcionarios del estado, cortesanos y escribas. Muchos de sus cargos gubernamentales están vinculados con títulos religiosos y en más de una ocasión, una persona perteneció a varios colegios sacerdotales y ostentó diferentes cargos.

Algunos reyes dirigieron personalmente los ejércitos, mantuvieron las fronteras y mandaron expediciones a lugares distantes. Todos, de forma mágica, dominaron a los nueve arcos, los enemigos de Egipto.

Algunos eran hijos de reyes; otros accedieron al trono a través del matrimonio con la princesa real; otros eran visires destacados que asumieron el trono a falta de herederos; o sacerdotes y generales que se proclamaron rey. Hubo algunas reinas que gobernaron en ausencia del rey, otras gobernaron como Regentes de un faraón niño, y algunas se sentaron en el trono de Horus como faraón; también a lo largo de la historia hubo faraones egipcios, nubios, libios, hicsos, persas, macedonios y romanos. A pesar de todas estas diferencias, todos fueron reyes de Egipto.